Hay entrenadores que su fútbol parece hecho acorde a unos jugadores específicos y jugadores capaces de mostrar un nivel irreal en función de quien les entrene. A lo largo de la historia han habido clubes que funcionaban como un engranaje perfecto pero cuando una pieza se caía, el puzle se destruía.
Técnicos que casaban al cien por cien con la idiosincrasia de club, que exprimían al máximo a los jugadores. ¿Cuántos casos habrá habido como el de Takashi Inui? El japonés resultó ser un jugador fundamental para Mendilibar en la SD Eibar. El entrenador de Zaldívar ni siquiera necesitaba que entendiese el español para que hiciese lo que le pedía. Y lo hacía muy bien. Sin embargo, cuando dio el salto para marcharse al Real Betis, las cosas no le funcionaron.
Algo así le sucedió a Pablo Machín. Su Girona funcionaba de maravilla; logró el ascenso y se consolidó en su primera temporada en Primera con 51 puntos. Un 3-5-2 muy definido en el que Maffeo, Mojica, Portu o Stuani brillaban sobre el resto. Además del cafetero, Machín ya entrenó en Girona a un jugador del Elche como Carlos Clerc. Los carrileros tenían un papel fundamental en aquel equipo, por lo que se debe esperar un paso al frente de Pol Lirola y el propio Carlos Clerc. La línea defensiva jugaba con bastantes metros por detrás y los centrales se caracterizaban por tener una salida de balón limpia. ¿Rescisión de contrato para Fede Fernández o Enzo Roco?
Llegada al Sevilla FC
El buen fútbol del Girona de Machín no pasó desapercibido en las direcciones deportivas de LaLiga. El Sevilla FC se mostró muy interesado en hacerse con sus servicios y Monchi se puso manos a la obra. En la primera temporada de la serie “Six dreams” (Prime Video) se pueden ver los entresijos de las negociaciones tanto con futbolistas – como la llegada del Choco Lozano en el mercado de invierno – como con el propio Sevilla. Machín comienza a distanciarse de Quique Cárcel, director deportivo del cuadro catalán, y éste comienza a olerse que Machín no renovará.
En Sevilla duró hasta marzo; sería el primero de los tres despidos que cosecharía en algo menos de dos años. El conjunto hispalense había hecho muchos cambios en la plantilla y Machín no dudó en apostar por su 3-5-2. Navas y Arana ocupaban los carriles y Sarabia mediapunteaba por detrás de André Silva/Luis Muriel y Ben Yedder. El conjunto andaluz comenzó bien la temporada, alcanzando un alto ritmo de juego y con victorias de mucho prestigio como el 3-0 al Real Madrid en el Sánchez Pizjuán.
La temporada avanzó y una vez entrado el 2019, el Sevilla se convirtió en un equipo muy irregular. Logró una considerable ventaja ante el FC Barcelona en la ida de los cuartos de la Copa del Rey (2-0) pero en el Camp Nou se llevó un duro correctivo (6-1). Machín fue perdiendo crédito y la eliminación a manos del Slavia de Praga en los octavos de la Europa League supuso el punto final a su andadura con el conjunto andaluz.
Alavés y Espanyol, dos etapas muy decepcionantes
El paso de Machín por el Sevilla fue breve. Resultó tener un bagaje mediocre pero con su llegada al RCD Espanyol se esperaba que fuese un paso atrás necesario para regresar más fuerte. Bien, no fue así.
El conjunto perico había logrado clasificarse para disputar la Europa League la temporada pasada y había apostado por un técnico de la casa, David Gallego. La idea del joven técnico no se plasmó en la plantilla y tras solo 8 jornadas de Liga fue cesado para incorporar a Machín. Quizá, una de las debilidades del técnico soriano es que antepone su estilo de juego al de los jugadores que tiene.
Tras su llegada al conjunto perico, Machín continuó apostando por un 3-5-2. Le dio importancia a jugadores de buen pie como Sergi Darder o Marc Roca y confió en jugadores de la casa como Víctor Gómez o Adrià Pedrosa. Pero lo que el Espanyol necesitaba eran resultados, sumar puntos. Y los puntos no llegaron.
Machín duró poco más de dos meses al frente del Espanyol. 15 partidos en los que tan solo ganó 4; dos de ellos al Ludogorets, uno al Lleida en Copa y solo uno de Liga. El cuadro catalán prescindió de los servicios de un Machín que volvió a ingresarse una buena indemnización y a pesar de tener tiempo por delante, terminarían perdiendo la categoría.
Poco más duró en el Deportivo Alavés la temporada siguiente. De agosto a enero; 20 partidos en los que cosechó una media de 1’2 puntos por partido. Lejos de los que requería el cuadro babazorro para salvarse, que también optó por prescindir de sus servicios pero que al igual que el Espanyol, acabó perdiendo la categoría.
Un técnico que no sabe lo que es descender
A pesar de que tras su salida de Girona la carrera de Machín haya dado varios tumbos, es un entrenador que no conoce el descenso. No fue capaz de manejar la situación con Espanyol y Alavés y ambos conjuntos acabaron perdiendo la categoría pero no con el soriano al mando. Ahora regresa a LaLiga, donde no entrena desde hace dos años. De su aventura en Emiratos Árabes no sabemos mucho, solo que su cuenta bancaria tendrá algún cero más.
Hablando en serio, la llegada de Machín tiene un componente importante de incertidumbre. Incertidumbre por ver con qué Machín nos encontramos, el que iba a comerse el mundo cuando estaba en el Girona o el que no fue capaz de ganar dos partidos seguidos con Alavés y Espanyol. Lo preocupante es que la situación actual del Elche CF se asemeja bastante más a la que vivían por aquel entonces tanto Alavés como el propio Espanyol.
Aún así, la plantilla del conjunto franjiverde se debería adaptar al esquema de Machín. Si algo hemos aprendido repasando la trayectoria del soriano es que eso es innegociable: su Elche jugará con 3-5-2. Lo más interesante es que tiene más de un mes por delante para trabajar y cambiar cosas. Decidir qué jugadores no tienen hueco – y se les debe rescindir o cortar la cesión – y qué quiere que Bragarnik le traiga por Navidad.
Tiempo hay. ¿Dinero? También. Pablo Machín debe trabajar junto con su staff para confeccionar en dos meses un equipo competitivo, que juegue al fútbol como él quiere pero sobre todo, que le de para salvar la categoría.