Eder Sarabia me sorprendió gratamente con el once ante el Sporting. El motivo fue claro, alineó a Rodrigo Mendoza. Tenía muchas ganas de verlo como titular y no dejó indiferente a nadie. No tuvo un rol fácil. Jugó por delante de Febas y tenía que ser ese futbolista de enlace entre la línea defensiva y la ofensiva. Ese centrocampista que debe defender, ser capaz de tener la calidad suficiente para superar líneas de presión y ser decisivo de tres cuartos para delante. No solo superó el examen, sacó un sobresaliente.

Para justificar su titularidad en Cartagena, veamos sus datos frente al Sporting. El joven canterano fue el jugador que más efectividad tuvo en el pase sobre el césped del Martínez Valero (92% de acierto). Perdió solamente un balón. Además, aportó una asistencia de auténtico jugón para Rashani que solo él vio cuando más quemaba la redonda. En el apartado regateador fue perfecto, ya que tuvo un 100% de acierto (4 regates de 4). En labores defensivas también se salió. Ganó el 75% de los duelos terrestres (6 de 8 posibles) y el 50% en duelos aéreos (1 de 2 posibles). Por último, recuperó 7 balones.

Rodri Mendoza es diferente. Es de esos futbolistas que me hubiera cogido cuando era pequeño en el patio del colegio. De esos futbolistas que te hace reencontrarte con el fútbol antiguo. Ese donde no había tantas órdenes, el jugador era libre y se guiaba por instintos. Eso sí, no nos olvidemos que finaliza contrato la temporada que viene. Sería un gran error que se fuera gratis. Prácticamente imperdonable.

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