El Elche está a punto de cerrar el año 2019. La plantilla regresará mañana por la tarde a los entrenamientos, después de las vacaciones de Navidad. Y toca hacer balance de un año que a nivel deportivo ha significado el despegue e invita al optimismo, con la segunda vuelta de la competición a la vuelta de la esquina.
Muchos son los nombres propios que han propiciado que este Elche, presupuestariamente, uno de los equipos con menor inyección económica global de la categoría, se haya sobrepuesto a este handicap sobre el terreno de juego.
Un culpable directo de la situación: Pacheta. Su liderazgo se ha afianzado en el vestuario y entre la afición. Se ganó la renovación, tras su ascenso a Segunda. El año pasado fue una auténtica travesía en el desierto, sobre todo en el primer tramo. Pero, sus decisiones y la fuerza del grupo provocó que en la segunda vuelta el Elche despuntara y tocara techo con la suma de 31 puntos. Una cifra que invitaba al optimismo para la presente temporada y así se ha cubierto el objetivo.
Pese a formar una plantilla corta en número, Pacheta ha contado con líderes claros que le han ayudado en esa faceta de superar los continuos obstáculos. Desde el capitán Gonzalo Verdú o el portero Edgar Badía, la madurez de Iván Sánchez o el pundonor de Manuel Sánchez pasando por la experiencia de Nino.
El buque insignia, el 7 del Elche ha vivido uno de sus mejores años tanto en el plano deportivo como personal. Su trayectoria ha sido reconocida dentro y fuera del terreno de juego. Quizás, todos veíamos que la hora de la retirada estaba cerca. Craso error. Nino tiene cuerda para rato y sigue siendo la gran referencia del proyecto.
Mención especial a la irrupción del canterano Óscar Gil. Una de las grandes sorpresas y revelaciones. Se ha ganado por méritos propios ser el lateral derecho del equipo. Ha demostrado que tiene fútbol en sus botas para hacer carrera de profesional. Y hace realidad su sueño, después de muchos años progresando en los equipos de la cantera.
El crecimiento general del equipo ha sido constante. La regularidad de Dani Calvo en el centro de la defensa, el equilibrio de Ramón Folch o el despertar futbolístico de Gonzalo Villar, otra de las grandes sensaciones. No hay que olvidar tampoco, que el juego por las bandas del Elche es el que más rédito ofensivo le ha dado este año. La velocidad y verticalidad de Josan, la calidad y el regate de Iván Sánchez unido a la experiencia de Fidel Chaves les han convertido en otra pieza clave del engranage.
A este equipo se le reprochaba en todo el año que no tenía gol. Que tras la marcha de Sory Kaba, todo se iba a hacer cuesta arriba. Y apareció Yacine Qasmi, procedente del Melilla, para demostrar que un 9 además de pegada, también es un aliado del juego colectivo del equipo.
El actual proyecto deportivo no se ha visto enturbiado por el nuevo rumbo que atraviesa la entidad, tras el cambio de propiedad. Ni las dificultades para fichar en su momento, para Pacheta fueron situaciones de llanto o crítica. Todo lo contrario. La mejor virtud a corto y medio plazo, es que ha conseguido encontrar el equilibrio perfecto de un equipo que a domicilio, ha conseguido ser el segundo que más puntos ha sumado a domicilio. Y que su asignatura pendiente está el ser más regular en casa. Lo saben. Y esperan culminar el 2020 con el deseo de aspirar y luchar por algo más que una permanencia.
Foto: Elche CF