Seguramente, Jorge Almirón no se imaginaba ni en los mejores sueños el arranque tan espectacular del Elche en Primera. Pocas dudas hay en torno al técnico argentino sobre su concepto futbolístico y cómo sacar el máximo rédito al actual plantel.

En Vitoria, frente al Alaves, se vio la mejor versión del Elche en la Liga. Curiosamente, sustentada por los héroes del ascenso con la ayuda extra de Marcone que cambió por completo el funcionamiento de la sala de máquinas y dio un vuelco radical al juego del equipo.

Apostando por una línea de tres en defensa con un centro del campo muy variado y vertical y con la pólvora necesaria en ataque, el Elche ha demostrado que no va de farol este año.

Almirón sabe en cada momento lo que necesita el equipo. Y demuestra no casarse con nadie: lo hizo con Koné retirándolo a los 20 minutos o con Rigoni al que no dudó en sustituir a la media hora de entrar en el campo. Situaciones que no son normales pero que asume con naturalidad con los suyos. Y su inteligencia la plasma con la continuidad de los héroes del ascenso, a los que valora su trabajo en los casos de Edgar Badia, Gonzalo Verdú y Dani Calvo o el plus extra en las bandas de Josán y Fidel.

Y eso que Almirón todavía no ha puesto toda la carne en el asador. Ni Rigoni, ni Guido Carrillo o Lucumí han tenido los minutos suficientes para elevar el nivel.

Atrás quedan las dudas surgidas sobre su experiencia para obtener la licencia federativa porque de momento, en su primera aventura europea el técnico argentino está sacando la máxima nota.

Ha igualado a Alfio Basile que estaba en el Atlético de Madrid como el técnico que ha logrado sendos triunfos a domicilio dejando la portería a cero en la competición.

De momento, el Elche ha sumado 7 puntos de 12 posibles, unos números que no se daban hasta la temporada 1968/69. Ahí es nada.

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